“Yo quería llegar a Samarcanda”, confiesa Javier Figuero en el Epílogo de este libro, “no encuentro en mi memoria otra metáfora más determinante de mi vida desde que la descubrí de niño y entiendo como privilegio que la creyera fantasía, que no la agotara la consumación del plan, porque llegar no es poseer y Samarcanda son muchas Samarcandas. Llegar aquí es querer volver”. Enviado del rey Enrique III de Castilla en los inicios del siglo XV a la corte de  el gran Tamerlán en busca de alianza para guerrear contra los turcos otomanos, un castellano de nombre R