-
Si buscas un despertar del letargo educacional y político-social, en este libro encontrarás las pautas y herramientas que te permitan saber si eres consciente de tu realidad y quieres cambiar del sufrimiento gratuito sin evolución en los obstáculos del camino, que te hacen reaccionar a nivel social, familiar, laboral, de amistad y en el núcleo de vecinos, para controlar a la loca de la casa (cerebro), parando el diálogo interno hasta conseguir el conocimiento silencioso, en equilibrio de la conciencia y poder vivir el presente, compartiendo en tu entorno la sabiduría adquirida en las pruebas de la vida; una vez superadas, permitiendo conectar con tu parte inmanifiesta como es el Yo Superior o Espíritu para completar el triángulo de equilibrio en el ser humano: cuerpo, Espíritu y Mente.
-
Ser consciente de quién eres y cuál es tu propósito es de vital importancia para poder dirigir y resolver tu vida de manera fluida y perfecta en conexión con tu alma, con tu verdadera esencia y desde tu divinidad. En estos momentos importantes de evolución, estar conectado a tu mente y a las nuevas frecuencias de banda ancha vibracional es el requisito mínimo para poder vivir en sintonía a lo que se está experimentando. En el origen de tu origen eras luz, energía, pureza y perfección. La Conexión cambia todo tu sistema celular, bioenergético y molecular, permitiéndote experimentar un nuevo estado y una nueva dimensión del ser. Conectarte te devuelve toda la vitalidad, el entusiasmo, la energía que todavía no has aprovechado de ti, despierta esa información dormida de tu ADN y activa de una manera superior tu capacidad cerebral para que vivas más desde tu intuición y desde tu verdad, siendo tú el director de tu vida. Estamos empezando a transitar por un nuevo sendero en el que «todos somos maestros y alumnos» a la vez y que cada cual es seguidor de sí mismo y de su auténtica y valiosa verdad.
-
La respiración es reconocida desde hace siglos como una valiosa herramienta cuyo buen uso la convierte en elemento armonizador: gracias a su manejo consciente habitamos por completo nuestro cuerpo, abrazando nuestras partes olvidadas allí donde el aliento se interrumpió con dolor, aceptando las emociones, reconociendo los patrones mentales.