• Manual de terapia funcional con remedios bioquímicos tisulares. Los constituyentes inorgánicos son las bases minerales de los tejidos y órganos del cuerpo, y resultan esenciales para la integridad estructural, regulación funcional y vitalidad. Esta técnica terapéutica funcional, se basa en el hecho de que los organismos vivos (tierra, agua, plantas y animales) contienen una estructura mineral importante. Estos minerales se encuentran también en el cuerpo humano, tanto en la sangre como en los tejidos y células, estando presentes en todos los órganos, en un perfecto equilibrio funcional y armónico, presentes en diferentes cantidades y concentraciones, siendo indispensables para la función de la vida. Según el Dr. Schüssler, muchas enfermedades o procesos morbosos son causados por alteraciones en el equilibrio bioquímico de ciertas sales minerales de las células del cuerpo. Dichos compuestos inorgánicos fueron definidos por él como sales bioquímicas o biosales, de vital importancia para la salud del ser humano. Con 30 fórmulas de las sales: “Biocombinaciones” que son de gran eficacia como técnica de apoyo en cualquier tratamiento naturopático-homeopático. Con 30 fórmulas de las sales: “Biocombinaciones” que son de gran eficacia como técnica de apoyo en cualquier tratamiento naturopático-homeopático.
  • Conecta con la Geometría Sagrada, un lenguaje universal que contiene la información que permite la manifestación de la vida y de los códigos a través de los cuales, toda información puede ser comprendida y expresada. Estos códigos, forman parte del legado de un conocimiento ancestral, cuya sabiduría nos ha proporcionado unas herramientas (llaves), cuyo valor reside en su capacidad de restablecer la comunicación con la vida desde la conciencia de la propia célula, permitiendo al ser, abrirse a la visión del conocimiento profundo de sí mismo, en su individualidad y como parte de la unicidad de la vida, a reconocerse como un ser completo de infinitas potencialidades.  En cada célula del cuerpo y en nuestro ADN. está contenida la memoria de nuestra esencia, el origen, nuestra historia y estos códigos, al igual que la Geometría Sagrada, tienen la capacidad de restablecer y activar esta memoria, liberando cualquier bloqueo energético y limpiando toda información distorsionada a través de implantes, creencias o manipulación. En este tiempo de profundos cambios y transformaciones, donde estamos a punto de dar un salto cuántico de grandes dimensiones en la expansión de la consciencia y elevación vibratoria del planeta, es crucial poder recuperar nuevamente el contacto con este gran conocimiento y recordar este lenguaje energético, que nos conecta con la sabiduría natural que reside en cada forma de vida y que se expresa a través de la misma existencia. Este es un viaje al recuerdo del lenguaje original de la creación.
  • El intestino humano alberga desde su nacimiento, una comunidad vasta y muy diversa de microorganismos autóctonos que forman parte de la vida simbionte que mantienen todos los seres vivos. Los últimos trabajos en microbiología láctica intestinal con aditivos alimentarios por fermentación, en sistemas digestivos de animales y posteriormente con humanos, antiguamente denominados “fermentos lácticos”, hoy en día se conocen como probióticos. Existe una interacción bacterias-huésped en la mucosa del intestino que desempeñan un papel muy importante en el desarrollo digestivo y la regulación del sistema inmune.  Sin una probiosis intestinal, esta conexión de mutua ayuda no será adecuada, pues le falta esa simbiosis necesaria para una homeostasis en higiene intestinal, entre la carga antigénica ambiental y la respuesta del individuo, la cual puede fallar. Ello puede repercutir en el desarrollo de patologías de desregulación inmunitaria frente a estructuras antigénicas propias (autoinmunidad), incluyendo la propia microbiota (enfermedad inflamatoria intestinal), o estructuras antigénicas del ambiente (atopia).  La ciencia sigue demostrando, una y otra vez la influencia vital de la microbiota intestinal en nuestra salud. No se trata solo de un órgano “silencioso”, sino de un ecosistema complejo que regula funciones clave de la digestión, asimilación, metabolismo, el sistema inmune e incluso de nuestra salud mental, con el eje intestino cerebro.