“Por todos los que salen adelante, con otra mirada, otro ánimo, otra perspectiva de vida”. Encontraréis tres procesos distintos: el de Rosa María, que perdió a su marido por un accidente cerebrovascular; el de Montse, cuya hija Ana murió de forma súbita; y el de Maria Dolors, a quien un accidente de tráfico le arrebató la vida de su hijo Andrés. Tres personas que, viniendo de mundos —tanto personales como profesionales— muy distintos, se unieron al haber vivido lo mismo: una etapa de dolor inmenso, la sinrazón del duelo. Maria Dolors, que fue la primera en vivirlo, se dio cuenta de que su vida debía tener un sentido: “Decidí volver a la universidad para ayudar y acompañar a personas en duelo”. En estos grupos de apoyo, que lleva dirigiendo tres décadas, conoció a Rosa María y Montse. Ambas decidieron seguir los pasos de Lola, convirtiéndose en maestras después de años siendo alumnas. Descubrieron que, a través de sus vivencias personales, podían ayudar a la gente a encontrar un nuevo camino para volver a sonreír. “En un mundo en el que no somos eternos, solo nos queda aprender a vivir el aquí y el ahora”. Es una de las muchas reflexiones de este libro que, además de reunir 22 lecciones sobre la pérdida de un ser querido, persigue un último sueño de vida: que “Cómo acompañar a personas en duelo” sea una asignatura en la facultad.